Almudena por Josefa Esteve Mahiques - muestra HTML
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ALMUDENA
JOSEFA ESTEVE MAHIQUES
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ALMUDENA
JOSEFA ESTEVE MAHIQUES
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Depósito Legal: G. C. 508-02
Título: Almudena
Autora: Josefa Esteve Mahiques Idioma: Castellano
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El azul, es el color de la vida, del cielo claro, Del aire que respiramos.
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Almudena, adolescente en la edad del pavo, pasa de la tristeza a la alegría en una misma tarde de verano, varias veces.
Se entretiene tanto mirando a las nubes como a con sus pensamientos.
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ALMUDENA
Aquella tarde
Almudena
Se sentía sola,
Frustrada
Sin ganas
De vivir,
A sus
Trece y pocos años.
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ALMUDENA
Había llegado pronto al club,
A reunirse
Con su pandilla,
Como todos los días
De este verano.
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ALMUDENA
Extendió su toalla,
De color
Verde esmeralda
Con una cenefa
De flores
En cada extremo,
En la tumbona
Y se puso a mirar
El vaivén de las nubes
En el cielo
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ALMUDENA
Había oído
Y visto
A personas,
Que se entretenían
Horas y horas,
Contemplando
Las figuras…
Que el viento
Forma
Al desplazarse
Pero,
Ella
Nunca
Había hecho la prueba,
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ALMUDENA
Aquel era un buen momento
Para experimentar
Por sí misma
-pensó-
Sin embargo,
Su tristeza
No la dejaba
Concentrarse,
Estaba de mal humor
Todo
Por no haber encontrado
Los “tops”
Que había buscado
Durante toda
La mañana,
De tienda en tienda.
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ALMUDENA
Por lo vista en esta ciudad
Donde vivía,
Esa prenda
No había llegado
¡Claro!
-pensó-
No me extraña
Vivo en el último
Rincón del mundo
Aquí todo llega,
Con siglos
De retraso,
Pero que se le iba
A hacer.
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ALMUDENA
La vida le había
Traído hasta aquí
¡Por culpa del trabajo de su padre!
El banco le había cambiado,
De ciudad
En varias ocasiones.
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ALMUDENA
Al principio
Cuando era más
Pequeña –aquello-
Le suponía un trauma,
Porque se quedaba
Sin su espacio
Vital conocido,
Sus lugares preferidos,
Sus amigos del colegio,
En fin…
Sin su seguridad.
Con el paso de los años
Se había acostumbrado,
Logró encontrar
La parte positiva
Y ese ajetreo…
Y el empezar de nuevo
Cada vez
En un sitio diferente,
Le servía
Para acumular
Experiencias,
Que luego rentabilizaba
En su nuevo
Colegio,
En su nuevo,
Barrio.
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ALMUDENA
Y ¡mira tú por dónde!
“esto”
Era un gran
Anzuelo,
Para conocer,
Nuevas amistades.
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ALMUDENA
Entonces se sentía,
Como una princesita
De cuento de hadas,
Que viajaba por placer,
Y no por la cruda
Realidad
De mantener la subsistencia.
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ALMUDENA
Pues bueno,
No había encontrado
El dichoso “trapito”…
Y para remate
De fiesta,
Sus amigos,
¡Sin aparecer!...
Estaba además
De triste,
¡Más sola que la una!
En medio
De toda aquella gente
De todo aquel bullicio
Ajeno a ella.
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ALMUDENA
¡De pronto!
Pensó,
Que todos la estaban
Observando…
Como si todo el mundo,
Supiera lo triste,
Y sola
Que estaba.
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ALMUDENA
Y ese fue el resorte,
Que le ayudó
A desplazarse,
Y dejar las nubes,
Para otro día,
-porque estaba visto-
Que hoy
¡Tampoco querían colaborar!
Y no veía
Nada
De nada.
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ALMUDENA
Dicho y hecho,
Se decidió a
Darse un baño
Haber si se divertía,
Un poco.
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ALMUDENA
Así que
Se sentó
En la hamaca
Giró los ojos a su alrededor,
-Observando a los demás-
Se colocó
Las gafas para nadar
Por debajo del agua
Y allá que se fue,
A tirarse de cabeza.
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ALMUDENA
Su juvenil cuerpo,
Trazó,
Una estela
Dentro del agua
Le gustaba bucear,
Iba a haber
¡Cuánto tiempo resistía!...
Contó mentalmente,
Las brazadas:
Una,
Dos,
Tres,
Cuatro.
A la quinta brazada
Empezó a ascender,
Sofocada.
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ALMUDENA
Su presunción
Le estaba jugando
Una mala pasada.
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ALMUDENA
Había tragado,
Un montón
De agua salada
Y además estaba,
Desorientada…
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ALMUDENA
El agua de la piscina
Era traída del mar,
Sus ojos,
Enrojecidos,
Por la sal,
Le hicieron ver,
El panorama,
Todo teñido,
De color,
Rojo…
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ALMUDENA
Cuando se recuperó
Un poco,
Se fue hasta la escalerilla,
Subió y se sentó
Al borde de la piscina.
Se llenó los pulmones
De aire,
Y se sacó
Como pudo
El salitre de la garganta,
Con un golpe
De tos,
Y cuando todavía no se había
Rehecho del todo
Del susto,
Se topó con un muchacho,
Un poco mayor que
Ella,
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ALMUDENA
De tez morena
Morena,
Renegrida
Más bien
¡De tanto sol!
Como una aceituna,
A punto de madurar
Flacucho
Larguirucho
Y desgarbado,
Como sólo la adolescencia
Sabe desgarbar,
Los ademanes,
De los jóvenes,
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ALMUDENA
Se acercó,
¿Estas bien?,
-le preguntó-
Entre risueño y divertido,
Pensé que te querías,
Quedar ahí dentro,
¡Para siempre!...
¿Tanto se notaba?
-contestó-
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ALMUDENA
Y así comenzó,
Una nueva
Amistad.
Ella que quería,
Morirse,
De frustración y,
Aburrimiento…
Resulta que encuentra
¡Por casualidad!, a alguien,
Que se interesa,
Por ella.
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ALMUDENA
¡Qué cosas!
Aquel día
Era lo único positivo
Que le había ocurrido.
Así que le aceptó
Una invitación
A un polo de vainilla y chocolate, Y así fue,
Como olvidó
El bochorno
De la mañana.
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ALMUDENA
Después
Almudena miró
El cielo
De nuevo,
Estaba totalmente encapotado,
Gris,
Como de costumbre,
En esas tierras…
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ALMUDENA
También soplaban
Los consabidos alisios,
Que iban
Y venían
Del Golfo de México,
Hasta las islas
Como las corrientes
Marítimas,
¡Por cierto!
No era curioso
Este fenómeno
De la naturaleza,
-pensaba Almudena-
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ALMUDENA
Los vientos se entretenían
Trazando círculos,
Inmensos,
De un lado
Al otro
Del Atlántico.
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ALMUDENA
¡Que barbaridad!...
Como bordeando
Un gigantesco
E invisible aro:
Marcando
Su territorio…
Guardianes del
OCÉANO…
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-dejó volar su imaginación-
Pobre del que osara, cruzar esa Barrera
Invisible
Pero existente
De verdad…
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ALMUDENA
En aquel momento
Estaba contenta,
Almudena apoyó
Sus pies
En la barandilla,
Que bordeaba,
La piscina,
Viendo el ir
Y venir
De los barcos,
Que entraban en el muelle.
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ALMUDENA
Desde su improvisado
Observatorio:
Una silla de plástico
Blanca,
De las que había
Por todo el recinto,
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ALMUDENA
En estratégico
Desorden
Entre las hamacas,
Para solaz de aquellos
Que preferían “mirar”…
Sentaditos
Vestidos,
En medio de los bañistas,
Que por el contrario
Permanecían
Con la mayor parte del,
Cuerpo
Descubierto,
Para coger el máximo de
Bronceado
Posible…
Mirando la algarabía
De los críos
Entrando y
Saliendo
De la piscina
Sin parar.
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ALMUDENA
Se tiraban de todas
Las maneras
Inimaginables:
De pie,
De cabeza,
De culo,
De lado,
En plancha…
(De bomba, como dicen ellos)
Intentando,
Sin mucho éxito
Alguna figurita
Algún medio
Rizo,
Hacían el pino,
La voltereta lateral,
La voltereta hacia delante,
Hacía atrás,
Y ¡zas!
Se zambullían,
Una y otra vez.
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ALMUDENA
Bueno, pues
Aquella tarde
De julio,
Almudena
Se había instalado,
En el mirador natural,
Que la situación
Del club
-le proporcionaba-
Tenía una elevación
De unos dos metros,
Y medio,
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ALMUDENA
O tres,
Más o menos,
Lo suficiente
Para dar cabida
A la piscina,
Que se elevaba
Sobre el mar,
Como un edificio
De un piso
O dos,
A lo sumo
Con los pies
Sobre la barandilla
Debajo
De la sombrilla.
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ALMUDENA
Hacía un bochorno
Pegajoso y
Húmedo,
Tenía un vaso
De papel,
En la mano,
Lleno de coca-cola,
Y chupaba la pajita,
Distraídamente,
Como con descuido,
Absorta en sus
Pensamientos,
Pero sin perderse detalle,
Del exterior.
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ALMUDENA
Aquella tarde,
La recordaría siempre
-Había sido diferente-
El ferry de la compañía
Que une las islas,
Donde vivía
Había entrado en la bahía,
Como todas
Las tardes
A las cinco menos cuarto,
Con el barquito del Práctico,
Unos cientos de metros
Por delante,
¡Qué cosas!
-fantaseaba-
Un barco
Mucho más pequeño,
“enano”,
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ALMUDENA
Al lado
Del otro,
Que cual
“Goliat”
Ya domesticado…
Le seguía
Haciendo las maniobras,
Precisas de atraque.
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ALMUDENA
Ni una más,
Ni una menos,
Y ¡zas!
Ahí se quedaba
En su lugar
En el muelle correspondiente,
(Como si fuera un coche,
Que entraba en el único
Hueco existente en el aparcamiento).
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ALMUDENA
Almudena se sorprendía,
De estas nimiedades
Desde la altura
De sus pocos años,
Y aunque los mayores
Le decían,
Que todo estaba inventado
Y que prácticamente,
En el planeta
No queda ya ningún
Rincón por explorar…
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Ya no puedes,
Estar sola
Prácticamente
En ninguna parte
Ni siquiera en el desierto
Del SAHARA
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ALMUDENA
Pues por doquier
Hay huellas,
De esta civilización,
Deshumanizada,
Que se siente,
Grande
Arrojando
El envase vacío,
De algún refresco
Para que quede
Constancia de que “aquí”,
Estuvo alguien,
-cualquiera-
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ALMUDENA
El nombre es lo de menos,
Pero eso sí “único”
Porque todo el mundo,
Se cree
Único.
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Antes los novios
Marcaban
Un corazoncito
En la corteza
De algún árbol,
-Escogido
Previamente-
Para señalar una fecha,
Con sus nombres
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ALMUDENA
Para recordar
Sobre la piel del árbol:
Hasta aquí
Ha llegado
El amor de aquel verano…
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ALMUDENA
Aquello por lo menos,
Era romántico
Y no creo
Que molestara mucho
Al árbol
Pero lo otro,
Ensucia
El entorno.
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ALMUDENA
Pues sí Almudena
Se sorprendía,
De estas pequeñas cosas
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ALMUDENA
Esa tarde
No tenía ganas de
Bañarse más.
Y así dio
Por finalizado
Un DÍA
DE VERANO.
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